martes, 23 de febrero de 2016

Tu abrazo mi templo

Que fría es la promesa de un futuro junto al tuyo si en mi presente no estuviste ni se supo de ti. 
Ganarme tu cielo sería el premio tras un amor devoto que nunca pregunta y perdona que permanezcas callado. Y ese amor toda mi fe y ganas de creer que se puede, que existe un paraíso para este corazón que reza perdón sin ya saber porqué se le culpa.
Sin flores, sin grandes ceremonias, de tu abrazo mi templo y de tu olor mi incienso.
Pero ay, corazón.
Ya no hay abrazos y no me acuerdo de como olías. 
Se hicieron añicos las vidrieras de colores donde quedaron grabados nuestros sentimientos. En escombros sigo esperando una respuesta y mientras tanto se raspan mis rodillas. No existe cobijo, no hay lugar donde procesar tanto cariño.
Y aun así te creo mi techo. 
Por encima de mi cabeza... y siempre dentro de ella.

domingo, 14 de febrero de 2016

No hay olvido en tu recuerdo

Por más que escriba, que pretenda dejarte.
Al final las letras son solo letras, como el humano es solo humano a merced de sus sentimientos.
El cuerpo los limita, ya sean palabras o carne, la angustia se queda y no piensa marcharse.
Y sí, tú mi angustia y mi hambre, irse para no acabar de dejarme. Sin ti y con tu recuerdo donde no cabe el olvido… donde por el contrario, en tu profundo olvido, no cabe mi recuerdo.
Sé que no hay quien lo rescate, si soberbia indiferencia lo empuja hacia un inmenso vacío que tirita de frío. En tu nada, sin ser y sin vida, amor.
Pero no entiendo tus oídos sordos ni esas respuestas que nunca existieron. ¿Por qué? ¿Por qué un segundo de los tuyos no tiene valor si lo malgastas conmigo?
Entonces pasas a mi lado y me rozas. No me miras y me siento pequeñita.
Ahí, en ese instante al que ni siquiera das cuenta, sé una de tantas formas de morir.

Ser olvidado por aquellos que más te importan. Que me olvides, y no te importe.